El rover Perserverance aterrizó en Marte este jueves, tras casi 470 millones de kilómetros recorridos por el espacio desde su despegue en Cabo Cañaveral, Florida, a fines de julio de 2020.
El largo y solitario traslado que el Perseverance inició siete meses atrás culminó este jueves cuando tocó tierra en el cráter Jezero y envió su primera imagen de la superficie marciana.
Diecisiete minutos antes del aterrizaje, la parte de la nave espacial en la que voló Perseverance desde la Tierra, –con el helicóptero Ingenuity unido a su vientre–, se separó de la cápsula de entrada. Los ‘siete minutos de terror’ empezaron a las 20:48 UTC, cuando la nave entró en la atmósfera marciana a unos 19.500 kilómetros por hora. Un minuto más tarde, la fricción de la atmósfera calentaba la parte inferior de la nave espacial a temperaturas de hasta 1.300 grados Celsius.
Tres minutos antes del aterrizaje, la nave desplegó su paracaídas a velocidad supersónica y 20 segundos más tarde la cápsula de entrada se desprendió del escudo térmico. Esto permitió al rover usar un radar para determinar la distancia al suelo y emplear su tecnología de navegación relativa al terreno para encontrar un lugar de aterrizaje seguro. Solo un minuto antes de tocar la superficie se desprendió la mitad trasera de la cápsula sujeta al paracaídas. En ese momento, la estructura que envuelve al rover activó sus retrocohetes para reducir velocidad y en los últimos metros dejó caer el rover con correas de nailon sujetas a una grúa. De esa forma, el vehículo llegó al suelo de Marte a las 20.55 UTC a apenas 2,7 kilómetros por hora.
Perseverance se convirtió así en el quinto vehículo de exploración que la agencia espacial estadounidense coloca en la superficie del Planeta Rojo.
El rover ha viajado 470,8 millones de kilómetros, aunque Marte se encuentra ahora a unos 209 millones de kilómetros de la Tierra; en ese punto, una transmisión desde la Tierra tarda unos 11,5 minutos en llegar a la nave espacial o viceversa.
Concretamente, el rover, de 6 ruedas, cerca 3 metros de largo y de 1.025 kilogramos, rastreará signos de vida microbiana antigua en Marte, recolectará y almacenará rocas y regolitos marcianos (roca y polvo) para que futuras misiones los traigan a la Tierra.
La sonda Perseverance realizó el aterrizaje en un área “peligrosa”: el cráter Jezero, que se cree fue el lecho de un lago y por tanto sería rico en microorganismos fósiles.
Carga dos micrófonos, que por primera vez captarán el sonido de Marte,y un esquelético helicóptero de cuatro patas y menos de 2 kilogramos conocido como Ingenuity Mars, que intentará llevar a cabo el primer vuelo controlado y con motor en otro planeta.
El Perseverance caracterizará la geología y el clima de Marte, y para ello transporta taladros que perforarán las piedras para extraer en unos tubos del tamaño de unos cigarros una treintena de muestras, de las que espera poder llevar varias de vuelta a la Tierra.
Asimismo, allanará el camino para la futura exploración humana más allá de la Luna.
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