Desconfiar de nuestros recuerdos y percepciones es crucial, ya que la psicología ha demostrado la propensión de la mente humana a cometer errores de percepción y a recordar de manera inexacta lo que hemos observado.
En 1952, la Exposición Aeronáutica de Farnborough, Inglaterra, realizó un evento donde un caza a reacción se desintegró en un picado frente a unos 100,000 espectadores. Cuando las autoridades investigaron el incidente, solicitaron los testimonios de los testigos oculares. Sorprendentemente, de los miles de informes recibidos, solo uno resultó de utilidad, y apenas media docena de personas describieron de manera aproximada la secuencia de los hechos. La mayoría de los testigos malinterpretaron la secuencia del accidente, llenando los vacíos con su imaginación y prefiriendo teorías a informes verídicos.
Este suceso evidencia la tendencia humana a crear recuerdos de manera defectuosa lo que observamos, ya que no podemos estar completamente conscientes de todos los detalles en todo momento.
La pregunta es: ¿Recordamos o inventamos? La falibilidad de la memoria no implica dudar de la honestidad de los testigos, sino cuestionar la calidad y la interpretación de sus observaciones. El testimonio humano se convierte en un criterio de verdad cuando coincide con la verdad objetiva, no simplemente cuando expresa las creencias del testigo.
La memoria humana no opera como una grabadora, sino que fabrica, inventa y adapta recuerdos a nuestras creencias y deseos. La observación y la memoria no son procesos mecánicos; los testigos oculares no reproducen necesariamente de manera precisa lo que vieron y oyeron. Los recuerdos, por ende, son poco fiables.
Es fundamental destacar que la memoria no proporciona una representación verídica de los acontecimientos. La información almacenada depende de diversos factores, como la atención en el momento, lo ya almacenado en la memoria, expectativas y estado emocional. La memoria es falible y poco fiable debido a la codificación, consolidación y recuperación de información.
Ilusiones de la memoria son comunes, desde omitir detalles hasta crear falsos recuerdos. La creencia errónea de que cuanto más detallado sea un recuerdo, más preciso es, contradice la investigación científica. La memoria implica manipulación activa, integración con información preexistente y reconstrucción, haciendo que sea falible y poco fiable.
La capacidad de implantar recuerdos falsos en la mente humana, aunque parezca ciencia ficción, ha sido demostrada en investigaciones. La psicóloga Elizabeth Loftus ha revelado cómo las preguntas formuladas pueden influir en la creación de falsos recuerdos. Experimentos han demostrado que la propia formulación de preguntas puede interferir con recuerdos existentes y cambiarlos retrospectivamente.
En pocas palabras, la precaución ante nuestros recuerdos y percepciones es esencial, ya que la mente humana es propensa a errores y manipulaciones en la formación y recuperación de recuerdos.
Vía: Cerebro Digital
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