El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró la aprobación de la reforma que permitirá que la Guardia Nacional (GN) pase a depender operativamente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La reforma, aprobada en la Cámara de Diputados en una sesión que terminó en la madrugada, busca que la corporación, creada en 2019, mantenga su estructura y propósito, evitando que repita los errores de la extinta Policía Federal.
López Obrador destacó en su conferencia matutina que la reforma garantiza la continuidad de los esfuerzos para fortalecer a la GN. Según el presidente, la institución ha ganado la confianza del pueblo y se consolidó en cinco años como una fuerza de seguridad fundamental en el país. El mandatario subrayó que este cambio evitará que la Guardia Nacional sea desmantelada por futuros gobiernos, tal como sucedió con la Policía Federal durante administraciones anteriores.
El presidente también aprovechó para recordar los casos de corrupción relacionados con la Policía Federal, mencionando específicamente a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, actualmente encarcelado en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico. “No queremos que la historia se repita”, afirmó AMLO, defendiendo la creación de la GN como una solución para mejorar la seguridad en México.
En cuanto a las críticas de que la reforma implica la militarización del país, López Obrador rechazó esa interpretación y explicó que la GN continuará con su mando civil, tal como lo establece la ley. Señaló que el presidente o presidenta de la República seguirá siendo el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y las decisiones sobre seguridad seguirán dependiendo del poder civil.
Para respaldar su postura, López Obrador presentó cifras de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2023, que muestran que la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército son las instituciones de seguridad con mayor confianza entre la población mexicana, además de ser percibidas como las menos corruptas.
La reforma también contempla que la Guardia Nacional colabore en investigaciones de delitos, aunque mantendrá un enfoque en seguridad pública, dejando las funciones estrictamente militares al Ejército. Además, cualquier posible violación de derechos humanos cometida por integrantes de la GN será juzgada por tribunales militares, lo que ha generado preocupación entre algunos sectores por la falta de supervisión civil.
Tras su aprobación en la Cámara de Diputados con 353 votos a favor y 126 en contra, la reforma pasa ahora al Senado de la República, donde será discutida a partir del 24 de septiembre. Si se aprueba, deberá ser ratificada por dos terceras partes de los congresos estatales antes de ser promulgada y publicada en el Diario Oficial de la Federación.
La oposición ha expresado su rechazo a la medida, calificándola como un paso hacia la militarización del país. No obstante, López Obrador insiste en que la reforma es un mecanismo para asegurar que los avances en materia de seguridad pública no sean revertidos en el futuro.
