
Las investigaciones en torno al Rancho Izaguirre, un predio utilizado como crematorio clandestino por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), han revelado un nuevo y macabro método para desaparecer restos humanos. El rancho, ubicado cerca de la comunidad La Estanzuela en Teuchitlán, Jalisco, había sido señalado desde el año pasado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco como un centro de adiestramiento y exterminio del grupo criminal.
El 5 de marzo de 2025, miembros de Guerreros Buscadores, acompañados por la Guardia Nacional, acudieron nuevamente al rancho tras recibir una llamada anónima que alertaba sobre la presencia de restos humanos. Lo que encontraron confirmó las sospechas de los involucrados y desató una nueva línea de investigación.
Hasta el momento, la Vicefiscalía en Personas Desaparecidas ha logrado localizar los siguientes indicios en el predio:
- 5 lotes de restos óseos fragmentados
- 400 prendas de vestir, incluidas mochilas y calzado
- 96 casquillos de diferentes calibres
- 3 cargadores
- 3 libros
- 1 libreta
- 1 identificación personal
El hallazgo más revelador fue el descubrimiento de un método inédito utilizado por el CJNG para ocultar los restos calcinados. Las autoridades jaliscienses indicaron que los restos humanos no solo fueron quemados, sino que también fueron enterrados bajo una losa de ladrillo y una capa de tierra, lo que dificultó su detección en la inspección inicial. Este método, según la Fiscalía estatal, no había sido empleado en ocasiones anteriores, como en la intervención de septiembre de 2024.
En esa ocasión, el rancho había sido asegurado, y durante la operación fueron detenidas 10 personas y liberadas dos más, además de registrarse un enfrentamiento armado. Sin embargo, cuando los Guerreros Buscadores de Jalisco regresaron en marzo, encontraron los sellos de aseguramiento rotos, lo que llevó a las autoridades a revisar la calidad de la intervención anterior.
La Fiscalía de Jalisco ha anunciado que se llevará a cabo una revisión exhaustiva de los procedimientos realizados durante la intervención previa, con el objetivo de determinar si se aplicaron correctamente los protocolos.
Este nuevo descubrimiento subraya la gravedad de las actividades ilícitas que ocurren en la región, lo que plantea más interrogantes sobre la lucha contra el crimen organizado y las estrategias de las autoridades para frenar la violencia y la desaparición forzada en el estado.