Lo que para muchos sería una escena que pasaría inadvertida desde el volante, para Irving Acosta, atleta veracruzano y exintegrante de Exatlón México, fue un acto que cambió su vida.
El 15 de agosto de 2024, mientras conducía por el fraccionamiento Las Vegas I, frenó de golpe: un hombre forcejeaba con una mujer intentando agredirla sexualmente. Sin pensarlo, decidió intervenir y embistió al atacante con su camioneta para impedir su huida en motocicleta.
El agresor, Raúl “N”, resultó herido en la pierna. Aunque fue detenido, Acosta también fue arrestado en el lugar por lesiones dolosas, a pesar de que la mujer confirmó que fue defendida por él.
“Necesitamos que te presentes para que des tus declaraciones”, fue lo que le dijeron, recuerda Acosta, marcando el inicio de lo que muchos llamaron una “detención a la inversa”.
La indignación social no tardó. Colectivos como Las Brujas del Mar, el Frente Nacional para la Sororidad, el COM y miles de ciudadanos en redes con el hashtag #JusticiaParaIrving, exigieron su liberación.
El 17 de agosto, tras casi tres días detenido, la Fiscalía de Veracruz determinó que actuó en legítima defensa de una tercera persona. El agresor fue imputado por tentativa de violación y permanece bajo investigación por otros posibles delitos en la zona.
Irving, de 28 años, bicampeón nacional de BMX y atleta de alto rendimiento, guardó silencio tras su liberación. Agradeció el respaldo a través de su familia y se enfocó en retomar sus entrenamientos. Consideraba presentar una queja ante la CNDH por su detención injusta.
“Solo hizo lo que muchos no se atreven”, dijo un allegado suyo a medios locales.
El caso abrió un fuerte debate legal: el artículo 25 del Código Penal de Veracruz reconoce la legítima defensa, pero pone límites si se considera “uso de fuerza desproporcionada”.
El caso de Irving Acosta dejó en el aire una pregunta que sigue sin respuesta legal clara:
¿Qué pasa cuando se castiga a quien intercede para evitar un delito?
Para activistas y especialistas, el mensaje institucional fue contradictorio: castigar a quien actúa puede disuadir a otros de intervenir ante un crimen en curso.
“El Estado debe proteger a quienes protegen, no revictimizarlos”, señaló Arussi Unda, activista de Las Brujas del Mar.
Mientras tanto, el proceso contra Raúl “N” continúa y la fiscalía sigue investigando otros posibles ataques. Irving Acosta, por su parte, sigue siendo un referente no solo en el deporte, sino en el debate sobre la acción ciudadana frente a la injusticia.
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