En medio de una intensa temporada de calor que ha afectado a gran parte del territorio mexicano, los registros de defunciones se han elevado a 48 en tan solo dos meses, según un informe epidemiológico reciente de la Secretaría de Salud. Este preocupante balance revela además que 956 personas han sufrido distintas afectaciones debido a las altas temperaturas.
La situación, calificada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, como “excepcional”, ha generado alarma entre la población y expertos, quienes vinculan estos sucesos con el cambio climático. Las altas temperaturas, combinadas con la falta de viento, han exacerbado el problema de contaminación en ciudades como Ciudad de México, donde el calor récord ha alcanzado niveles históricos.
El estado de Veracruz encabeza la lista de defunciones, seguido de Tabasco, San Luis Potosí y Tamaulipas. Las autoridades han emitido recomendaciones constantes para hacer frente al calor y a la contaminación, instando a la población a mantenerse hidratada y evitar la exposición prolongada al sol.
Sin embargo, la preocupación va más allá de las consecuencias humanas. En la selva de los estados de Tabasco y Chiapas, decenas de monos aulladores han perdido la vida debido a las altas temperaturas, alcanzando cifras que superan los 45°C. Los animales se desmayan por el calor y caen de los árboles, en un dramático escenario que ha conmovido a la población y resalta la urgencia de abordar el impacto del cambio climático en la biodiversidad.
Ante este panorama, científicos advierten que el 2024 podría convertirse en el año más cálido en la historia, a medida que el calentamiento global continúa afectando al planeta. Mientras tanto, las autoridades y la sociedad mexicana se enfrentan a un desafío cada vez mayor para mitigar los efectos del calor extremo y proteger la salud de todos los ciudadanos.