Bacalar, Quintana Roo – La Laguna de Bacalar, conocida por sus deslumbrantes aguas turquesas, ha comenzado a presentar un preocupante cambio de color, tornándose marrón en algunas áreas. Este fenómeno ha sido atribuido a una combinación de factores, incluyendo la actividad agrícola intensiva de los menonitas, el desarrollo urbano y el incremento del turismo en la región.
Sedimentos y Escurrimientos de Lluvias
Especialistas y pobladores han señalado que las recientes inundaciones han arrastrado sedimentos y desechos hacia la laguna, alterando su apariencia. Miembros del colectivo Bacalar Pueblo Mágico han confirmado la presencia de agua “sucia” en el Estero de Chac, lo cual ha desalentado la visita de turistas a esa zona.
“Aunque en realidad es un efecto natural: los escurrimientos de las lluvias arrastran todos los sedimentos desde la parte alta. No necesariamente significa que esté contaminada, pues primero se deben realizar los estudios correspondientes para confirmarlo,” explicó el colectivo en su primer informe sobre el fenómeno.
Impacto de la Actividad Humana
El Dr. Jorge Herrera, especialista en Ciencias Biológicas y del Mar del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), advirtió que más allá de los sedimentos naturales, la actividad agrícola intensiva de los grupos menonitas, el rápido desarrollo urbano y los trabajos del Tren Maya están contribuyendo significativamente a la degradación de la laguna. Estos factores no solo afectan el color del agua, sino también la flora y fauna del lugar.
Consecuencias a Largo Plazo
El Dr. Herrera también alertó sobre el potencial empeoramiento de la situación, indicando que aún falta mucha agua por bajar desde Río Verde y Madrazo, lo cual podría incrementar la afectación hasta mediados de agosto. Esta situación podría prolongarse varios meses antes de que la laguna recupere sus característicos colores claros.
Medidas Urgentes
Ante este escenario, se ha urgido a las autoridades a implementar medidas de contención viables. Entre estas medidas se incluyen la regulación de la agricultura expansiva que utiliza fertilizantes no aprobados y la implementación de normas más estrictas para evitar la proliferación de tiraderos clandestinos, cuyos lixiviados son arrastrados hasta el cuerpo de agua.
La situación actual de la Laguna de Bacalar no solo representa una pérdida estética, sino también un grave problema ecológico que requiere una respuesta inmediata y efectiva para preservar este importante recurso natural.
Vía: SIPSE Noticias