El Senado de la República fue escenario de una acalorada confrontación política entre legisladores de Morena y el PAN, derivada de un intercambio de acusaciones que culminó en un enfrentamiento verbal y físico.
El incidente involucró a los morenistas Adán Augusto López Hernández y Miguel Ángel Yunes Márquez, quienes fueron señalados por el panista Mario Vázquez de haberlo amenazado, jaloneado y agredido físicamente. Según Vázquez, los hechos ocurrieron durante una discusión en la que recriminó la falta de apertura dentro del grupo parlamentario de Morena, lo que encendió los ánimos en el recinto legislativo.
Origen del conflicto
El altercado comenzó cuando Mario Vázquez criticó al senador Alejandro Murat Hinojosa por la supuesta falta de pluralidad dentro de Morena. En respuesta, Murat acusó al PAN de haber expulsado a Yunes por votar en contra de la reforma judicial, mientras defendió la postura de Morena como una bancada más inclusiva.
La situación escaló rápidamente, llevando al presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña, a decretar un receso al notar el creciente enfrentamiento entre las bancadas.
Declaraciones encontradas
Tras el receso, Vázquez denunció que había sido agredido por López Hernández y Yunes, a quienes responsabilizó de cualquier daño que pudiera ocurrirle a él o a su familia. En defensa, Adán Augusto López Hernández aseguró que asume total responsabilidad por sus palabras y acciones, renunciando incluso a su fuero para enfrentar cualquier denuncia.
“Soy responsable de mis palabras. Aquí o donde sea estoy dispuesto a sostener lo que dije. Esto ya no es un asunto político”, afirmó el morenista, reiterando que no teme enfrentar las consecuencias.
Por su parte, Miguel Ángel Yunes Márquez destacó su compromiso con el proyecto político de Claudia Sheinbaum y sostuvo que no tolerará faltas de respeto:
“Soy prudente, pero si alguien me falta al respeto, tendrá una respuesta. No me voy a doblar.”
Intervención de Fernández Noroña
Para calmar los ánimos, Fernández Noroña hizo un llamado a la cordura, asegurando que, pese a la intensidad del debate, no se esperaba que el enfrentamiento pasara a mayores.
Este episodio evidencia la creciente polarización política al interior del Senado, en un contexto de tensas disputas entre las principales fuerzas políticas del país.