
A casi dos años del atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, nuevas revelaciones apuntan directamente al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, como el autor intelectual del crimen. La declaración de Armando Escárcega, alias ‘El Patrón’, ante la justicia el pasado 14 de noviembre, ha desatado un impacto mediático y cuestionamientos sobre la influencia del narcotráfico en la libertad de expresión en México.
La orden de ‘El Mencho’ y la ejecución del plan
Según Escárcega, ‘El Mencho’ transmitió la orden a través de Ricardo Ruiz Velasco, alias ‘El Doble R’, un poderoso operador del CJNG. La razón del ataque, aunque vaga, se centró en que el periodista “ya los traía hasta la verg*”, sin especificar cuál de sus investigaciones provocó la ira del cártel.
Escárcega, quien fungió como coordinador del grupo criminal que ejecutó el atentado, aseguró que no cobró por el favor, ya que negarse no era una opción. Reclutó a sicarios de células dedicadas al crimen en la Ciudad de México, vinculadas previamente al grupo de Juan Balta, para orquestar el ataque.
El atentado ocurrió el 15 de diciembre de 2022, cuando Gómez Leyva fue interceptado por dos hombres en motocicleta que dispararon contra su vehículo. Gracias al blindaje de su auto, el periodista salió ileso, pero el intento dejó un mensaje claro: nadie está fuera del alcance del crimen organizado.
Implicaciones mayores y cuestionamientos pendientes
Estas declaraciones, dadas a conocer por el periodista Héctor de Mauleón en su columna de El Universal, han avivado el debate sobre los riesgos que enfrentan los comunicadores en México. La confirmación de que un líder de uno de los cárteles más poderosos del país estuvo detrás del atentado plantea preguntas incómodas: ¿qué tan vulnerables son los periodistas frente al narcotráfico? ¿Qué acciones reales están tomando las autoridades para protegerlos?
Por su parte, Gómez Leyva, quien ahora vive en Madrid, España, expresó su frustración y escepticismo respecto al avance del caso. En su columna para Excélsior, señaló: “Dos años, no sé quién me mandó matar, no sé por qué”.
El silencio que estremece
El caso de Ciro Gómez Leyva no solo refleja el poder del narcotráfico para intentar callar voces críticas, sino también la fragilidad de las instituciones para garantizar justicia. Mientras el comunicador busca respuestas, el mensaje de este atentado sigue siendo un recordatorio escalofriante del peligro que implica ejercer el periodismo en un país donde la violencia y la impunidad caminan de la mano.