
La situación en Los Ángeles ha alcanzado niveles críticos tras el regreso de los vientos de Santa Ana, que intensifican los incendios forestales en la región. En una semana, las llamas han arrasado más de 170 kilómetros cuadrados, dejando un saldo de 24 muertos y cientos de desaparecidos.
Alerta roja por vientos de hasta 120 km/h
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta roja ante los vientos secos que alcanzarán velocidades extremas, incrementando el riesgo de propagación. Áreas como Thousand Oaks, Northridge y Simi Valley están especialmente en peligro.
David Roth, meteorólogo del Centro de Predicción Meteorológica, calificó el clima como “particularmente peligroso”. Las autoridades han llamado a la población a evacuar inmediatamente si las llamas representan una amenaza.
Despliegue masivo de bomberos y recursos internacionales
Con más de 15,000 bomberos desplegados, incluidos refuerzos de Estados Unidos, Canadá y México, los esfuerzos se concentran en contener los focos más peligrosos. Sin embargo, los vientos podrían revertir los avances logrados durante la noche.
Anthony Marrone, jefe de bomberos del condado de Los Ángeles, aseguró que, pese a los desafíos, los equipos están mejor equipados que en semanas anteriores.
Impacto social: Decenas de miles desplazados
Cerca de 100,000 personas permanecen bajo órdenes de evacuación. Muchas han perdido sus hogares y enfrentan incertidumbre. Celebridades como Beyoncé y empresas como Disney han donado millones para apoyar a los afectados.
No obstante, los saqueos y estafas complican aún más la situación. Nathan Hochman, fiscal de distrito, alertó sobre aumentos abusivos de precios en hoteles y productos básicos.
Búsqueda de víctimas continúa
El sheriff Robert Luna advirtió que la cifra de muertos podría aumentar, ya que los equipos de rescate siguen buscando sobrevivientes entre los escombros. Además, peligros como tuberías de gas rotas y estructuras inestables amenazan a las zonas afectadas.
Unidos frente a la adversidad
En medio de la tragedia, la solidaridad de la comunidad resalta como un faro de esperanza. Voluntarios y residentes organizan campañas para recolectar ropa, alimentos y otros insumos esenciales, demostrando la resiliencia de Los Ángeles frente a esta crisis sin precedentes.