
En una nueva escalada de tensiones comerciales, el régimen chino advirtió este miércoles que “no teme” una guerra económica con Estados Unidos, y exigió el fin de las “presiones extremas” como condición para retomar el diálogo bilateral.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian, fue tajante al señalar que Beijing solo negociará con Washington si existe un trato de igualdad y respeto mutuo.
“Si Estados Unidos realmente quiere resolver el asunto mediante el diálogo y la negociación, debe dejar de ejercer presión, amenazas y chantajes”, declaró Lin en conferencia de prensa.
Las declaraciones de China se dan tras los comentarios de la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, quien afirmó que corresponde a Beijing “dar el primer paso” para reactivar un acuerdo arancelario. Leavitt también recalcó que su gobierno mantiene abiertos los canales de diálogo, pero no aceptará condiciones impuestas por el régimen comunista.
Lin respondió que fue Estados Unidos quien inició la guerra de aranceles y que su país solo actúa en defensa de sus intereses. Aseguró que “no hay ganadores en las guerras comerciales”, pero recalcó que China está lista para luchar si es necesario. Escalada comercial y cambio de mando
El conflicto se intensificó desde el pasado 2 de abril, cuando el expresidente Donald Trump impuso nuevos aranceles “recíprocos”, elevando los impuestos a las importaciones chinas hasta un 145%. China respondió con un incremento de hasta el 125% a productos estadounidenses.
En ese contexto, el Gobierno chino nombró a Li Chenggang como nuevo viceministro de Comercio, reemplazando a Wang Shouwen, figura clave en las negociaciones con EE.UU. durante el primer mandato de Trump.
Li, de 58 años, cuenta con una amplia experiencia diplomática y recientemente fue embajador de China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Analistas consideran este movimiento como un posible giro en la estrategia negociadora de Beijing, aunque aún no se vislumbran concesiones claras.
La tensión entre ambas potencias crece, mientras el mundo observa expectante el rumbo que tomarán las relaciones entre las dos mayores economías globales.